jueves, septiembre 22, 2005

¿Tienes un ordenador patata?

Yo sí.
No es redondeado, amarillo y con múltiples huecos grisáceos asquerosamente artísticos, pero es un ordenador patata. El patata-ordenador, le llaman.
El pobre perdió su memoria inmunológica años ha, y ahora sólo sabe reiniciarse cada reencendido para soltarme, muy orgulloso, que se ha recuperado de un error grave. Es como un fumador, el pobre.
Entre mi patata cableada y yo hay una conexión especial, y esa intimidad inigualable consiste en el programa Chkdsk. Ya no recuerdo cuándo fue la primera vez que me avisó de la existencia de esa extraña palabra en su sistema, pero a día de hoy es un clásico en sus órdenes ignoradas. Ahora el triangulito exclamativo made in Windows me repite cada poco de la novedad de un archivo internetero dañado. Pues ya ves, como si nunca se me hubieran borrado los favoritos.
De repente aparece un bocadillo y leo: "Ejecute el programa Chkdsk".
Equis y a pasar.
Hay una interconexión entre nosotros -oig-, pero yo paso de la patata. El Chkdsk no me inspira confianza en absoluto. A veces me ha recetado mi patata la eliminación del susodicho. Otras veces me lo pinta como remedio. Yo, como inculta informática que soy, ignoro los mensajitos amorosos y sigo con lo mío, que no es más serio que lo suyo pero al fin y al cabo de mi interés.

Hace poco se me ha informado de la posibilidad de un cambio. Fuentes familiares afirman que la patata va a ser deportada para nunca jamás volver. Entonces se instalará a mi derecha un mascador de chicle y no fumador de puros, un joven ordenador bien parecido cuyos mensajes no encerrarán la ilógica Chkdskesca. ¿Qué será de nuestras tardes de domigo felices caneleando entre páginas? ¿Qué será de los txt borrados sin preaviso? ¿Conseguiré tener marcadores durante más de un mes?

Patata mía que estás en la huerta, Bishop es tu nombre, tu reino es nada. Siento decirte, fiel compañero de desgracias, que más te pareces a la nada que a un santo padre. Comprendes bien, bufón silícico, tú que conoces mi crueldad: sin piedad serás reemplazado. ¡Muajajaja!

miércoles, septiembre 07, 2005

Sweet dreams (are made of this)

Mis tripas se despiertan tras una escasa hora de sueño. El estómago quiere llegar al fregadero antes que mis piernas. Tengo agujetas de tanto hacer el capullo.

Veo navegar un bollo de chocolate entre cerveza biliseada. Mi cuerpo no siente alivio por ninguna parte, y sin embargo no siento helicópteros por ninguna parte. Hoy no hay resaca. Podría ser desgraciadamente.

Escucho el mismo cedé que te grabé. Sorprendentemente no me recuerda a ti. Creí que tendría que pasarme meses escuchando mierdas, pero mi conciencia se ha puesto de mi parte: yo descubrí la música antes. Y la misma conciencia me recuerda que ayer magdaleneé al comienzo bajístico de Muscle Museum.

Si cierro los ojos me marea el insomnio que lleva dos míseras pero íntimas noches conmigo. Intento no pseudo-dormir en el autobús y me contento con los campos de trigo dominados por sequía de cielo azul. Es bonito. Y relajante, a pesar del enfatizado verde hospital que aclaman los psicólogos. A mí los psicólogos siempre me han parecido unos gilipollas.

Y ahora parece que me tendré que contentar con sobreentender la jerga profesional. Leer libros de medicina para el populacho. Investigación y ciencia. Placebos.

Me tengo.

No soy pesimista: soy realista. Pero es cierto que la señora autosugestión hace bien su apoyo moral: ahora hasta me apetece comenzar una carrera sorpresa, una vida solitaria sorpresa, una escisión de personalidad repentina.

La que mira los campos amarillos es yo. Mi era sólo vuelve a la hora de la ducha, para confundir las lágrimas con el agua. Sacks sigue sin equivocarse: relaja.
Y me siguen diciendo que soy hermética.
Y sin embargo estoy escribiéndome.

Pero yo no pretendo publicar, lo último que escribí era un cuento de niños bicicleteros que nunca concursará.
Pero yo no tengo crisis, un año perdido ayuda a conocerse.
Pero para mí cualquier dios es secundario.
Pero yo sigo queriéndote.

Powered for Blogger by Blogger Templates