martes, agosto 01, 2006

The server encountered a temporary error and could not complete your request.

He recogido los frutos de mi esfuerzo: ahora tengo el cuarto lleno de folios que por fin no deben ser leídos, y la tinta de los cartuchos se ha evaporado de tanto ignorarlos. Mi cesta no tiene pepinos totorianos y aún menos humeantes boniatos invernales, sino que el mimbre entrelazado es metal para mí y la papelera rebosa fotocopias atrasadas. ¡Morid, morid ahogadas entre latas de cerveza!

Todo da tanta pereza que el solo hecho de plantearme transbordos aero-ferrocarrilísticos me hace bostezar.

Los concejales se frotan las manos sudando las palmas en mitad de las calles; ahora todo vuelve a estar lleno de taladradoras y bulldozers. El verano es la época de las demoliciones carreteriles, de las nuevas pero igualmente chapuceras solerías, de las lentísimas revisiones de alcantarillado. El verano es la época de los arreglos de estar por casa. Cuando llegue el invierno me preguntaré, mientras me cale los zapatos por cortesía de los desniveles de las nuevas losetas, si tal vez los impuestos no fueron a parar por equivocación a los parterres de flores de pascua navideños.
Sin embargo, hoy el polvo de las obras regalaba a la calle una mariasescamente prodigiosa luz matinal, una extraña neblina surgida a treinta y seis grados. Aún no comprendo cómo se indigna la gente por la gañana libertad de Sandokán. Aunque incite a la ilegalidad, este dechado de popularidad amarilla me encanta. Bien dijo un sabio pueblerino: "el que parte el bacalao es ese Sandokán de Córdoba". Tal vez ganemos la candidatura cultureta gracias a sus discursos televisivos.

Mis preocupaciones estivales se centran en compras por internet y visitas libreras perezosas, en arena demasiado pegajosa o bebidas molestamente calientes.

Mi madre se preocupa porque quiere que tome el sol como una señorita bien. La Bayeta se preocupa porque siente que pierde el tiempo en un trabajo inútil. Yo me preocupo porque tal vez estoy haciendo mal negocio al intentar aprender japonés y no árabe.

Todo el mundo saca partido sangriento de las religiones, las que nunca salvan vidas ni almas ni bienes, sino que propician sangre y conflictos, extremismo y aburrimiento, pero merchandising.

Al menos dejadme que a falta de merchandising adorablemente fascistoide, sueñe con sacar provecho. Como todo el mundo.

Powered for Blogger by Blogger Templates