lunes, octubre 23, 2006

Gente en el país de las comidas felices.

Iban de la mano y llevaban McConos en las palmas libres de apretujones cariñosos. Han estado calentádose las falanges distales -éstas vivas, otras antes muertas en dispositivas baratas- y lamiendo barquillos à la mode. Ella ha admirado las pulseras de él durante largo rato, casi lamiendo lo que yo creía que eran cicatrices. Él miraba embelesado los ojos engafados de ella y el deje casual de la melena negra sobre su brazo. Yo he esturreado tomate en el culo de una cerveza y me he sentido extraña.



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