lunes, octubre 10, 2005

Ice, ice, baby.

Cuando una tía opina sobre belleza masculina en plena madurez, allí se escucha hablar de George Clooney o Pierce Brosnan.
Cuando yo opino imagino a Marlon Brando envejeciendo a lo ancho. A Paul Newman librándose de la vejez. Y entonces me vienen a la mente unos rojísimos labios presentando desigualdades dentales inigualables. Una de mis más arraigadas manías es la de los dientes ajenos. Pero la boca de Steve Buscemi encuentra quién sabe dónde su excusa.
Conocí a Steve Buscemi en Reservoir Dogs. Es extraño que fuera la primera película de Tarantino que vi. Es cierto, es la primera. Pero la gente suele descubrirla al final de su fanatismo. A mí me encandiló ese Mr. Pink al margen de orejas y estómagos disparados haciéndose con el maletín. Yo tampoco creo en dar propinas.

¿Qué tendrán los feos que, o triunfan, o fracasan estrepitosamente? ¿Alguna vez os habéis preguntado sobre el feo de los Bee Gees?

En este maravillosamente artístico grupo había tres personajes diferenciados. Primero está el guaperas, Barry. Conocido mundialmente por su melena estilo Jesucristo Superstar, este macho embutido en lycra derritió corazones en los setenta. Con esa seductora voz no dejaba a nadie indiferente.
Luego tenemos al calvo barbudo, atrevido a marcar paquete y encargado de casi todo el trabajo del trío. Canta, toca el bajo y la guitarra, aporrea el teclado. Una caja de sorpresas a la que la alopecia dejó sin sex appeal, y al que la muerte pilló con antelación.
Y entonces llega el feo, cuyos primeros planos son increiblemente sugerentes. Este tío sólo se encarga de los coros, o eso parece en los videos. El pobre intenta imitar a su hermano Barry alisándose el pelo con todos los aceites de coco posibles, pero el resultado es obviamente nulo. Se ve que los padres, además, escatimaron en gastos durante la infancia de los muchachotes, y la ortodoncia sólo fue pagada al bello de Barry. El pobre Robin, cuyo nombre hace justicia como acólito patético que de sus hermanos es, tuvo que conformarse con heredar la ropa de su Jesus Christ particular.

La VH1 es una fuente inagotable de clásicos patéticos. No hay nada como sintonizarla y echar unas risas a costa de videos jamás imaginados. Por si os apetece bajaros maravillas de la humanidad, aquí os dejo unas ideas.

Boomtown rats - I don't like mondays
REM - Shiny happy people
Adam and the ants - Prince charming
Falco - Rock me amadeus
Junior - Mamma used to say
Bee Gees - Staying alive

Ninguno tiene desperdicio. Yo tengo el extraño gusto de grabar canciones patéticas y reeducar con ellas a mis sufridas amigas. A la Chipirón le costaba aceptar tales canciones como éxitos indiscutibles. Recuerdo cómo se quejaba al principio, la muy cerda. Pero con el tercer CD me gané su confianza. Aún más, ha traspasado la línea entre lo horteramente aceptable y lo indiscutiblemente hortera. Últimamente no para de escuchar el "Ice Ice baby" de "Vanilla Ice". Su otra devoción es el "Don diablo" del Bosé, pero eso es más aceptable. Chipirón, desde aquí te lo digo: te has pasado.





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