martes, noviembre 08, 2005

Bachi-bouzuc de rebajas.

Una de las ilusiones de mi vida fue siempre recopilar los fantásticos insultos del capitán Haddock para luego soltarlos acá y acullá sin piedad alguna. Este borrachuzo regado de Loch Lomond sin afán de superación alguno se convirtió en breve en mi personaje preferido. Qué tendrá este playboy biancanesco para encandilar a los dulces, dulces infantes y ennegrecer su corazón con pesimismo y odio hacia la sociedad. Los ratos que me ha brindado este artista del discurso sociópata no los ha podido superar en ingenio nadie.

Y ahora, gracias a la maravilla de internet y la voluntad de ciertos salvadores anónimos, puedo por fin aprender un riquísimo vocabulario insultil. Oig, oig, pero que oig.

http://morgoth.tlc.upv.es/gololo/haddock/index.php?action=2&id=y

Este año que ahora veo casi pasado conocí a una rusa. Miento. No era rusa-rusa, sino un barato híbrido de genes interpaisanos. Lo que conocemos como bilingüe, que no es más triste que quedarse con la patria menos interesante de las paternas. La Chipirón y yo no podíamos creer que tuviéramos a una auténtica ruso parlante enfrente de nosotras. Hablándonos en español, además.
Todo ocurrió por casualidad chipironesca, que es un algoritmo basado en la sociabilidad pseuso-casual. Ella niega buscar y dice haber sido encontrada, teniendo las manos más que manchadas de barro de ciénaga carpal. Pues eso.
La rusa -cuyo nombre no recuerdo, seguramente por haberme decepcionado con algo como María o Pepi- fue enviada a nuestras manos, para que la cuidáramos, para que hiciera amigas. Sus amigos no parecían quererla mucho. Nosotras sí. Tanto, tanto, que debimos asustarla.
Mientras la Chipirón admiraba sus uñas de blanco lacadas, yo la atosigaba con estupideces varias. "¿Y llevas gorro en invierno? ¿Y tu madre tiene kopeks guardados? ¿Y cómo vivió tu familia la aplacada revolución agraria? ¿Es realmente Petersburgo la capital del intelectualismo? ¿Es el carácter ruso pesimistamente ruso? ¿En casa te llaman Pepieñka? ¿Puedes decirnos algo en ruso?"
La muchacha, rubia, sin rasgos llamativos, se acojonó. Al rato apareció una amiga nuestra que la salvó de nuestras preguntas. La rusa parecía recuperarse del trauma. Hasta que la Chipirón se unió a la fiesta del vocabulario inventado.

No me cayó bien esa rusa, no. Seguro que ni siquiera dejaba los chanclos mojados en la entrada de su casa.

La Novia Cadáver se basa en un cuento ruso. Fui a ver a esta muchacha de piel azulada por la monería burtoniana, por una parte, y por fidelidad a mi nuevo ídolo Carlos Boyero, por otra. Ir a ver una película de Burton es disfrutar de un Gorey superado, de poder decir abiertamente que no hace falta más que fotografía para disfrutar de una película. A pesar de los bombo y platillo merchandiseros que llevamos encontrando desde antes de verano, uno no puede quejarse tras ver a los personajes. Qué amor de gabacho cazafortunas, qué dulzura de pescaderos, qué gracia de horribles parejas.

Seguro que a la rusa no le gusta el gris. Era una rusa de saldos.



Qué impresión cuando clické tu blog y me salió el "not found". Más tarde ya apareció tu suicidio escrito. ¿No habrás abandonado blogger como fría venganza por el resultado peluquerístico? Espero que cuando te creza el pelo honres a la plebe con unas letras verduleras...
Lo de los flequillos estos es un chow, luego tienes que esperar siglos para volver a tener un pelo decente... generalmente vuelve uno a caer en el perrismo de ignorar al peluquero titulado y apañarse en casa un cortecillo. Así anduve yo con unos extraños pelos hasta hace poco. Miento, ahora tampoco se diferencia tanto. Es que lo del título del peluquero aún está por comprobar, ya sabes, no hay más que ver el microecosistema que es una peluquería, con todas esas maris esperando horas mientras te obligan a interactuar. Arg.
Jodía, te queremos con o sin pelo... ¿las judías tienen pelo?  


Publicar un comentario
Powered for Blogger by Blogger Templates