sábado, junio 11, 2005

Las desgracias del Inglés.

Tantos años pagando clases de Inglés para terminar traduciendo compras de amigos por Ebay. Desgraciada que es Lain. Me atrevo a decir ahora, contra todo pronóstico propio anterior, que es posible que este año termine de regalar matrículas y faisanes a los guiris aquí afincados. No me hago a la idea de que tal vez apruebe y jamás vuelva a tener que pisar una academia de idiomas. Hace ilusión, en el fondo. Aunque, conociéndome, puede que termine haciéndome fracasar para continuar con rutinas tradicionales. Todo es posible en mi vida.
Cuando empecé a escuchar a Metallica no tenía ni idea de Inglés. Veneraba a un grupo cuyas canciones no entendía ni a la de siete. Por esa época yo me sabía los números del 1 al 20 y poco más que la canción del abecedario. Sí, esa que a todos los niños nos hacen aprender para perder tiempo en clase y trabajar menos tiempo, "eibisidi-iefyú-eichaiyeikei-el-em-en". En el noventa y seis, después de años comprando una Metal Hammer que ningún contenido traía y tonterías varias, me alejé bastante de Heitfield y compañía. Y cuando más tarde volví a escucharlos, algo nuevo descubrí. Los Metallica tenían letras, no sólo música. Yo era una analfabeta consentida.
Cuando los niños aún nos dedicábamos a grabar casettes y escuchar música en walkmans, también los hubo que aprovechaban para poner sus cintas en el autobús escolar, cosa que al conductor entretenía. Yo fui la gilipollas que grabó un mix de Metallica, Megadeth, Manowar y varios etcéteras para amenizar los 20 minutos de camino. Asumo con toda responsabilidad que esta actuación era una completa "bomba sin detonar". El capullín -ahora capullo integral- que en aquella tierna edad me gustaba, se sentó junto a mí el día del estreno de mi cinta y me gritó dejándome admirar su campanilla: "¡Qué música más raraa!!¡¿Quién es el loco que ha puesto esto?!". "Esto" era "For whom the bell tolls". Y la loca era yo, obviamente, que como una estúpida me dejé tragar por la tierra preguntándole asombrada cómo es que no conocía ese grupo. Y es que tenía una vaga idea sobre lo que escuchaban los demás. Sabía que las niñas escuchaban algo llamado "Bom Bom Chip", pero estaba casi segura de que los niños debían escuchar algo más serio, más musical. Tantas Metal Hammer me habían sorbido el cerebro, evidentemente.
Mi infancia auguraba un mal porvenir, como bien se puede comprobar.

Pero, oye, no salí tan mal parada. Aún no he matado a nadie por despecho.

Y qué relajante es el anuncio de Magnum.



Como alguien dijo una vez, el anuncio de los 5 sentidos de magnum (y yo me atrevería a decir que casi todos los anuncios de helados q no están indicados especialmente para niños) lejos de hacerte entrar gula se van más por el siemprestupendo pecado capital de la LUJURIA.
Y sí, te lo pongo en mayúscula por que lo que es, es.
POrdios, que te entran ganas de echar un polvo cada vez q ves tana insinuación junta! Y si encima se le suma que a la fle no le hace falta demasiado para q le entren ganas y que le pirran los helaos... el acabose.

Y por lo demás y en referencia al post, que pa algo has escrito semejante capítulo detonante y simbólico de tu edad moza sólo decirte que yo la Metal Hammer no me la compraba, se la pispaba al colega que, tan incomprendido como tú o como yo, tampoco entendía qué hacía la gente escuchando esa música blandegue existiendo como exsistían los Megadeth, los Maiden o los mismísimos Metallica (hasta q se vendieron cual rosquillas).
Y sí, tienen letras... y qué letras!
Aunque yo era (y ojo, que algo sigo siendo, faltaría más) más del estilo Blind Guardian, Rage, Helloween, Gammaray and Ided Earth, que mojaba las bragas cada vez q veía la melena al viento del pelirrojo (en un concierto hasta llegué a rozarla, ains!).

Así hemos salido, pacifistas completos. Y todo pq en lugar de guardar los resquemores dentro los expulsábamos dando saltos, bebiendo birras y desnucándonos.

Salud!  


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